martes, 24 de marzo de 2009

Historia Corta: El Vuelo de los Herejes

Era Domingo, gracias a Él, y Dios estaba descansando. Cuando era Domingo, a Dios le gustaba ir a su sala de descanso en la Luna, servirse un tazón de nachos, reclinarse en su cómodo sillonsote, subir sus divinas patas al taburete, y ver lo que pasaba en la Tierra.

Qué bonito planeta. Lástima que esos degenerados nudistas de Adán y Eva lo tuvieran para ellos sólos. Les había dado los mejores años de su vida y esos malagradecidos fueron y se comieron sus manzanas. Méndigos.

Pero bueno: Hoy no era día para hacer corajes. Era día de descanso. Dios estaba muy cansado después de haberse pasado un buen de millones de años en friega, arreglando el desastre que pasó cuando un carbón de su carne asada se le había caído a la Tierra.

"Oye Dioooos! Ven a ver, guey!" llamó la molesta voz de uno de sus serafines. Que nombre más marica para sus subordinados, tendría que cambiarlo en un milenio o dos. "Unos cavernícolas van a intentar volar!"

Eso despertó la curiosidad de Dios, quien se acercó al telescopio que todo lo ve, apartando a codazos a serafines y querubines que ya estaban haciendo apuestas. Dios puso su místico ojo en el telescopio.

Ahí estaban: Una fila de veinte cavernícolas, todavía vestidos con sus pieles de leopardo, sus troncomóviles estacionados no muy lejos. Estabas siendo alineados cuidadosamente por un cavernícola de ideas progresistas, Chuga-Chuga-Pow.

A una señal de Chuga-Chuga-Pow, todos los cavernícolas, incluyendo al futuro afiliado al partido demócrata, empezaron a correr hacia un precipicio, agitando los brazos con furia. Veinte pasos después, Chuga-Chuga-Pow gritó algo que debía ser la señal para la Fase 2: Los cavernícolas empezaron a avanzar dando brinquitos estúpidos. La esperanza y el deseo de despegar de la tierra se reflejaban en cada uno de sus rostros, vueltos hacia el cielo, y no los abandonó cuando cayeron del risco hacia sus muertes, algunos todavía aleteando.

Los ángeles que presenciaban la escena, vestidos para la ocasión, soltaron risitas, pero no se atrevían a reírse abiertamente hasta que Dios hablara.

Dios tomó aire, y las nubes sobre la Tierra se apartaron, y cuando apuntó con su divino dedo índice al planeta, los vientos llevaron su poderoso mensaje:



Los años pasaron, y algunos millones de ellos después, uno de sus serafines mandó un mensaje al celular de Dios:

OIE WE, ASOMATE A LA TIERRA WE, K QUIEREN VOLAR OTRA VEZ, WE


Dios le echó otro vistazo a los humanitos con su telescopio. Esta vez sólo había dos, uno grande y uno chiquito. Parecía que su plan era imitar gallinas: Se habían pegado plumas a los brazos. Que plan más idiota.

Lo sorprendente fue que lo lograron. Un paso en falso y hubieran acabado como los cavernícolas, pero sus estúpidas alitas de pastorela los mantuvieron en el aire. Dios pensó que cómo sólo eran dos, bien podía pasarlo por alto... con un conveniente recordatorio de que no interfirieran con su orden de las cosas.

Dios chasqueó los dedos. De inmediato apareció junto a él un ángel cargando un rifle de francotirador. A una orden de Dios, el más chiquito de los dos humanos voladores cayó fulminado.

Y esta vez la humanidad no esperó mucho. Sólo habían pasado unos milenios cuando ese desgraciado de DaVinci, cuyo nombre Dios no recordaba, pero era igual que el de la Tortuga Ninja, construyó una bicicleta con alas.

Ahora si que Dios se encabronó. Él había inspirado personalmente las bicicletas (de hecho tenía su propio triciclo Apache rojo), y no le gustó nadita ver a ese hippie barbón alterar el diseño.

"Éste es mi cielo, carajo!" gritó, chasqueando los dedos. Al instante un relámpago fulminó al lúser que estaba en la bicicleta.

Pero los méndigos humanos no aprendían. Una y otra, y otra vez, los humanitos estaban intentando plagiarse el truco de los pájaros. Pero la gota que derramó el vaso vino después.

Dios ya estaba harto. Estaba descansando en la Luna cuando le avisaron que un objeto volador no identificado había sido disparado fuera de la Tierra. Al principio no le creyó al angelito, pero de todos modos se levantó a ver.

Y ahí, acercándose peligrosamente a su casa de descanso en la Luna, estaba un dildo gigante avanzando a toda velocidad.

"Oh FUCK!"
gritó Dios, presionando de un manotazo el botón de alarma de su escritorio. La Luna se convirtió en un hervidero de actividad, ángeles y arcángeles y todo mundo apresurándose con la evacuación.

"Está bien, quédense el maldito cielo!" gritó Dios, amenazando a los humanitos con el puño, mientras se subía al vehículo de emergencia. "Pero ahí le paran, eh?"

Sabía que no se iban a detener los humanitos. Pero sería interesante ver que vendría después.

1 comentario:

mariO rdGz dijo...

Jaaa ..
Interesante historia.
Seguido.

Salu2!