viernes, 25 de junio de 2010

La Muerte y sus demonios

(No se me ocurrió un mejor título)

Recientemente, a raiz de varios fallecimientos, he pensado mucho en la muerte y en cómo nos afecta.



Si tiene tanto poder, ¿por qué no mata un puerco y se lo come?

Toda nuestra concepción de la muerte se basa en el principio de que es algo malo. Se condena a quienes asesinan a una persona, en algunos lugares con la misma moneda. No estoy diciendo que la muerte sea algo bueno, pero tampoco que sea malo: Simplemente, no lo sé.

No sabemos que pasa luego de que una persona muere, pese a todas las ideas y teorías religiosas que presumen de lo contrario. Todos esperamos que los malvados sufran y los inocentes sean felices en la otra vida, si es que esta existe. Las únicas personas que tienen sufrimiento garantizado con la muerte de una persona son las personas cercanas al difunto.

En ese caso, de aceptar la pena de muerte, a quienes estamos condenando a un sufrimiento seguro es a las personas cercanas al condenado.



Y encima los obligan a cargar al baboso.

Existe otro peligro, y es justamente el desconocimiento que tenemos de la existencia posterior a la muerte. Sabemos que el cuerpo deja de funcionar y se carcome, ¿pero qué pasa con los pensamientos? ¿Pueden funcionar sin los impulsos eléctricos y neuronas que hacen funcionar al cerebro? ¿Siguen presentes las emociones y percepciones en la persona fallecida?

Imaginemos que una persona asesina a otra. El asesino es condenado a muerte. Ambos, asesino y víctima, están ahora en el mismo estado biológico: ¿Significa que están en el mismo plano o lugar? ¿Tienen ahora las mismas capacidades? ¿O acaso la "otra vida" resulta influida por nuestras acciones en esta vida?


  
Se busca por asesinato, robo de caballos, masticar chicle en clase y patear gatitos.


Hasta no saber la respuesta a cualquiera de estas preguntas, la pena de muerte me parece una decisión torpe y apresurada. Sabemos (o más bien esperamos) que un criminal muerto no volverá para molestarnos a los vivos. ¿Pero qué tal si lo estamos enviando de nuevo hacia su anterior víctima?




"Que se diviertan con sus nuevos amigos!"

lunes, 21 de junio de 2010

Requiem para una Sinfonía.

Escribo estas líneas con el dolor de una pérdida, pues recién me entero del fallecimiento de una amiga a quien conocí por internet, solamente por el apodo de "Simphony".



Mi amiga era simpática, alegre, con sentido del humor e inteligencia. Mi amiga era la clase de persona en la que puedes confiar sin dudar jamás que tendrá para ti palabras de ánimo, que soportará tu mal humor y compartira tus risas. Mi amiga era una de esas pocas personas en el mundo que te acompaña y te ayuda, y que tiene tanta alegría que se desborda y te alcanza.

Era mi amiga.

Te voy a extrañar, Simphony.