martes, 28 de abril de 2009

Encuentros de un minuto que te dejan marcado



Hoy recordé un evento que pasó en mi niñez, y que me dejó una muy buena experiencia.

Cuando era niño, mi mamá trabajaba como psicóloga para una escuela particular -los eventos posteriores en esa escuela son una historia para otra ocasión-, y en vacaciones a veces me llevaba con ella al trabajo.

En una ocasión, aburrido y sin nada que hacer, hice una travesura. Aprovechando que la señora de la limpieza estaba en otra parte, fui a los lavabos de afuera de los baños y salpiqué de agua todo el espejo que ahí había.

Me cacharon. La señora de la limpieza me atrapó en el acto, y me puso una regañada. Me dijo que ella había trabajado mucho para tener ese espejo limpio, y que yo no tenía ningún motivo ni derecho para arruinar su trabajo.

Acto seguido, me hizo limpiar el espejo otra vez hasta quedar como nuevo, con apenas un trapito. Me felicitó cuando terminé, y me dejó ir a jugar. Yo no lloré ni protesté con nadie del asunto.

Tan sacudido me dejó esta experiencia, que ahora recuerdo con gusto la valentía de esa mujer trabajadora, que sin miedo alguno puso en su lugar al hijo de una funcionaria de la institución. Ojalá que los niños de ahora pudieran tener experiencias así.

domingo, 26 de abril de 2009

Nuevas medidas de seguridad anti-influenza



En vista de la creciente epidemia, he aqui las nuevas reglas para mantener este blog fuera de las sucias manos de esa enfermedad:

1.- Se prohibe postiar comentarios antes de lavarse las manos. No sean cochinos.
2.- Asimismo, se prohibe leer una entrada sin dejar comentario. Tampoco sean gachos.
3.- No acepten caramelos de extraños.
4.- No acepten inyecciones de extraños.
5.- No acepten caramelos o inyecciones de comunistas extraños.
6.- No le avienten margaritas a los cerdos. Los desgraciados pelean sucio.
7.- Se prohibe, bajo pena de calzón chino, burlarse de las faltas de ortografía de esta entrada.

Eso es todo. Pueden retirarse! (pero antes comenten)

miércoles, 22 de abril de 2009

Las Cuatro Vidas de un Cortinero



A mi me gustaban las persianas de mi casa, pero a mi madre no. Con este simple motivo -imposible de refutar o discutir-, mi padre y yo nos dimos a la tarea de sustituirlas por elegantes -aunque algo afeminadas- cortinas que junto con sus cortineros, fueron adquiridas en Laredo -y cuya adquisición representó una ardua operación de búsqueda.

Comenzamos la labor, armados de taladro, lápiz, tornillos, rondanas, los inútiles tornillitos dorados del cortinero, y los ganchos para colocarlo. Y es a partir de aquí que comienza la triste historia del empeño suicida de un cortinero.

La primera vida del cortinero fue la más corta. Inmediatamente después de haber taladrado, horadando en la pared con toda la determinación de nuestros obreros corazones, atornillado con la fuerza de nuestra hombría, y colocado con la firmeza de la relación padre-hijo, pudimos colocar sin mucho problema el artilugio. Y cuando colocamos la cortina, los avezados ojos de mi madre notaron que quedaba rabona, por lo menos diez centímetros arriba del piso.

“Pónganlo diez centímetros más arriba.”

Ahí fue la primera caída del cortinero, provocado por nuestras propias manos. Marcamos diez centímetros arriba del primer agujero. Y taladramos de nuevo, atornillamos, y colocamos otra vez. Ahora sí quedó bien, aunque la pared quedó como alfiletero.



Descansamos por unas semanas. Hasta que se cayó.

Estaba yo acomodando mi cama inocentemente, cuando esquivé de pura suerte un cortinerazo mortal sobre mi cabeza. El 'che cortinero se había caído sin mayor explicación. Y ahí voy de nuevo, esta vez sólo, dedicando mi tarde a reparar el daño. Una vez más lo levanté, y cuando me dí cuenta de que el taquete estaba flojo, le coloqué uno nuevo y afianzé esa cosa otra vez en su lugar.

Tercera caída: dos semanas después. Me fui a trabajar con todo en orden. Pero cuando volví, agotado, el cortinero había sido derribado y pendía de un sólo y raquítico tornillo. Mi grito de desesperada negación fue escuchado seguramente por los lectores, pues tal angustia sobrepasa la distancia.

Mi tío nos hizo el favor de repararlo mientras no estábamos. Le quedó bien. Excepto que accidentalmente lo puso en el agujero inferior, el que estaba diez centímetros más abajo.

Con el remiendo aguantó el fin de semana. No fue sino hasta ayer que mi padre y yo volvimos a la tarea. Esta vez le hicimos un taquete, atornillamos y todo lo demás. Hasta el momento de escribir estas líneas, la ch*ngadera esa sigue firme.

Más le vale.

lunes, 20 de abril de 2009

Que tiempos aquellos.



Casacelis me dió el honor de seleccionarme para propagar un meme. Esto consiste en un cuestionario dedicado a mi infancia. A ver que resulta...

1.- Cuál es tu primer recuerdo?
Mi papá a gatas en el piso haciéndola de caballito.

2.- Nombra alguno de tus juguetes preferidos.
Los Lego! Tengo un bote lleno de ellos de tamaño familiar.

3.- Alguna travesura de cuando eras niño.
Usar el maquillaje de mi madre para dejarle la cara totalmente graffiteada mientras dormía -recuerdo que le puse una planta de maíz en medio de la frente con el amarillo-.

4.- ¿Cuál es tu comida favorita?
Hamburguesas, surimi, y ensalada con honey mustard.

5.- Dibujos preferidos de la caja tonta.
Los Thundercats! Yo tuve la espada del augurio, aunque me quedé con ganas de una figura de acción.

6.- Primera colección de cromos.
Hasta la primaria, cuando los de Pepsi sacaron las tarjetas de superhéroes Marvel y DC.

7.- Tu mejor amig@ y por qué.
Tengo tres: Julio, Juan, y Froilan. Nos conocimos en la facultad y jamás parábamos de reír.

8.- El primer libro que leíste.
Cómics, de Memín Pinguín, Superman, Archie, Gasparín...

9.- Aquella canción que siempre que escuchas viajas a tu pasado.
"Sonríe", de Pipo. A la fecha me hace llorar el oirla.

10.- Aquel maestro que todavía hoy recuerdas y por qué.
Mi maestro de inglés de secundaria, Bernie, excelente profesor y muy buen amigo.

11.- Una película que nunca olvidarás porque te recuerda tu niñez o juventud.
El Pequeño Nemo en la Tierra de los Sueños. Muy buena película.

12.- Aquellos cómics que leías con avidez cuando eras pequeño.
Los que publicaba editorial vid: Memín, Archie, Gasparín, Wendy, Ricky Ricón...

13.- Mascota que tuviste de pequeño.
Tres perros cocker spaniel, Coke, Cuete, y Lita.

14.- El primer coche que tuviste cuando sacaste licencia de manejo.
Un cavalier Z4, modelo 1994, negro. Buen carro.

15.- Viaje o excursión que hiciste con los compañeros de clase.
Recorrido por la ruta de la independencia, a los once años. Fuimos a Dolores Hidalgo, Guanajuato, Morelia, Querétaro...

16.- Aquel juego que te gustaba jugar de niño.
Las escondidas -odiaba el fútbol-.

17.- Qué programa de televisión de áquellos años era el que más te gustaba?
CariTele... con el carisaurio.

18.- Un regalo que te hicieron tus padres y que jamás olvidarás.
Mi SuperNintendo, y el Bosque de Sherwood de Robin Hood.

19.- Hay algún olor que te transporte a tu infancia?
No un olor, pero si un paisaje: Siempre que veo campos donde el pasto está muy crecido y se mueve con el viento, recuerdo mi casa de la infancia.

20.- Un día o momento de tu infancia que no olvidarás nunca porque fuiste inmensamente feliz.

Recuerdo claramente el haber entrado a la casa de mi tío donde se realizaba la fiesta de navidad, en ese entonces en mi familia estábamso muy unidos y había mucha bonanza. La sala estaba repleta de regalos!

Bueno, tarea completada.. y ahora, a quién más nominaré para que la continúe?

Nolo- Ya te lo esperabas.
Arsénico Lolita- Ándale Maya, tienes trabajo.
No Happen of Lances- Me da mucha curiosidad.
La Guarida de Doctor Octopus- Tal vez la Vale podría responder.
Uno Más para el Librero- Órale Tania, tú siempre das buenas respuestas.

viernes, 17 de abril de 2009

Estoy solo en la oficina



Y me aburro un poquito. Claro que puedo pedir prestado el internet, sentarme en la silla que yo quiera, comer mi lonche, escribir en mi novela, oir musica, comer papitas, mirar por la ventana, leer mi libro, comer galletas, leer comics y tal vez construir un fuerte.

lunes, 13 de abril de 2009

Crónica: El fin de semana en que el abuelo murió

El día Miércoles 8 de Abril, en la mañana, estaba trabajando cuando recibí una llamada de mi padre: Mi tío le había avisado que mi abuelo estaba en el hospital. Sin pérdida de tiempo nos desplazamos a la ciudad de Monterrey.

El día Jueves en la noche, su condición no había cambiado: Neumonía. Su edad hacía difícil una operación quirúrgica, por lo que se decidió mantenerlo en observación. Mis padres decidieron pasar la noche en el hospital, y tuvieron que obligarme a irme, pues preferían que yo descansara y estuviera listo por si necesitaban algo.

El Viernes, a las 8 de la mañana pasé a recogerlos. Exhaustos por la noche en vela, se durmieron a medio camino de casa, y pasaron las siguientes cuatro horas descansando. Fue a partir de la llamada de mi tío al mediodía que las cosas se pusieron difíciles.

Mi tío pidió que buscáramos a una tía que tenía dificultades personales con el resto de la familia, para que fuera a ver a mi abuelo. Esto me dio mala espina. La invocación de los familiares es indicador de gravedad.

No pudimos comunicarnos con mi tía por teléfono, ni con su hermana, por lo que yo decidí ir personalmente a avisarle. Mi madre se ofreció a guiarme, ya que yo no conocía el camino. A mi padre tuvimos que rogarle para que se quedara a descansar, pues estaba muy inquieto.

No habían pasado quince minutos de que lo dejamos solo cuando nos llamó: Mi abuelo acababa de fallecer.

Fueron entonces 45 minutos de angustia, de desesperación, al no encontrar a mi tía, al tratar de llegar lo más rápidamente posible al hospital, de correr buscando a mi padre para darle consuelo.

Llegamos al mismo tiempo que otros grupos de familiares. Entre llantos y gritos, empezaron los preparativos: La funeraria, el acta de defunción, los trámites del hospital. Fue entonces que mi primo y yo nos ofrecimos de voluntarios para identificar el cuerpo.

Fue horrible. El cadáver de mi abuelo había sido trasladado al sótano del hospital, a la espera de la carroza fúnebre. Yacía dentro de una bolsa, a la que casi tuve que arrancarle el cierre para poder abrirla.

Mi abuelo me miraba con ojos vacios desde el interior. Su boca estaba abierta, y yo no me atreví a cerrársela por miedo a dañar la mandíbula del cuerpo. Lo que sí pude hacer fue cerrar sus ojos, que mi tía, en un ataque de desesperación, le había dejado abiertos, pidiéndole que despertara.

Aguantando el vómito, subimos al área de espera. Más tarde sabríamos que no fue oficial esta visita, por lo que mis tíos tuvieron que bajar a reconocer el cuerpo, algo que queríamos evitar.

Los dos días siguientes pasaron en un parpadeo. La velación en la funeraria, el cortejo fúnebre, el entierro y la posterior cena y plática, todo fue un suspiro.

Es la muerte una cosa extraña, que pese al dolor que provoca, de cierta forma te vuelve insensible e hipersensible al mismo tiempo...

martes, 7 de abril de 2009

Ah, los placeres oníricos

Entre mi arduo trabajo y el cambio al horario de verano tenía el sueño un poquitín desfasado. Por lo que el día de hoy dediqué la tarde entera -casi 3 horas- al estudio in situ de la Tierra de los Sueños.




Dormí TAN PERO TAN sabroso que no quería despertar a la horrible realidad. Momento. Si lo hice? O no? Changos, no sé. o_O

lunes, 6 de abril de 2009

Pornografía Peluchantástica

En mi carro cargo el siguiente peluche, otorgado como regalo del Día del Globero, el 14 de Febrero.




Que ternura. Pero hoy al dar una vuelta cerrada el che perro se cayó, aterrizando en la siguiente posición:



PERRO COCHINO.

domingo, 5 de abril de 2009

Sueño: Viaje en el tiempo















Anoche tuve un sueño fascinante: Viajaba en el tiempo hasta la época del México Prehispánico. En mi sueño, aparecía en la selva, pero a lo lejos podía ver la ciudad de Tenochtitlán y su templo mayor. Tras una pequeña y bastante agradable caminata, entraba en la ciudad.

Magnífica.

No encontré imagen alguna que se acercara a lo que veía. He estado en muchos lugares fascinantes, pero éste era por mucho el más espectacular. Tanto esplendor y colorido, los edificios tan bellamente decorados, la gente tan ricamente vestida...

Y hablando de esto, mi primera parada fue en el mercado de la ciudad. La gente era muy considerada: Siendo yo un viajero del tiempo, me encontraba vestido de jeans y camisa tipo polo, algo bastante distinto a su indumentaria, pero nadie me miró feo ni fijamente por mucho tiempo. Me acerqué a una mesa donde estaba un puesto bastante grande de ropa, y entonces recordé que no tenía dinero.

Bueno, si tenía, pero los papeles futuristas en mi billetera obviamente no serían aceptados en esta época. Entonces vi mientras fingía revisar la mercancía, que la persona que estaba al lado tomaba unas sandalias y le regalaba una bolsita con granos (cacao?) al tendero.

El tendero se movió entonces para atenderme. Me preguntó -obviamente quienes me habían mandado habían programado la máquina para que yo entendiera el idioma- si se me ofrecía algo, y yo le respondía que me gustaría comprar ropa, pero no tenía con que pagarle. El tendero me miró de pies a cabeza, y entonces me preguntó que era eso que sobresalía de mi bolsillo.

Yo metí la mano en el pantalón, mirando hacia abajo: En mi bolsillo había cinco plumas de quetzal. Al parecer quien me había mandado me había dado algo para cambiar. Sin saber cuánto valían, se las entregué todas al tendero, que las revisó con admiración. En seguida el tendero me hizo desvestirme y empezó a sacar paquetes de debajo de la mesa:

Unas sandalias más o menos de mi talla con cordones para sujetarlas, un taparrabos -que yo rechacé y el tendero me regresó una de las plumas-, una túnica de tela muy hermosa, verde quizá por las plumas de quetzal, y con un diseño plateado grabado en las orillas, con cordones para sujetarla a la cintura y broches dorados en los hombros, una pañoleta verde -el tendero me enseño a anudármela en la cabeza-,y remató con dos pulseras y un collar de oro. También me dio una especia de morral.

Para este momento me sentía Quetzalcoatl, pues al parecer el tendero me había dado de lo mejor que tenía. Le di las gracias -él se quedó muy contento con las plumas y yo con mi vestimenta, así que fue muy bien trato-, y continué.

Eran como las 9 o 10 de la mañana, juzgando por el sol porque mi otra ropa y mi reloj estaban en el morral, y caminando por la gloriosa ciudad, como uno más de sus habitantes, sentí hambre. Mi olfato no tardó nada en encontrar un aroma apetitoso.

Me senté en una banca larga de madera, cuatro de las cuales formaban un cuadrado alrededor de una cocina. Pregunté que qué me daban a cambio de la pluma de quetzal que me sobraba, y la señora que me atendió se sorprendió mucho y me dió una ración de carne enorme, no sé de que animal pero parecía puerco, junto con un elote cocido, dos aguacates, y un jarro de algo que sabia parecido al tepache, que yo rechacé y mejor pedí agua.

Luego de comer, y hacer algo de plática con mis vecinos, decidí visitar el templo mayor, porque de algún modo sabía que no tenía mucho tiempo más. Con esto en mente, empecé a subir las escaleras.

Fue terrible. A medio camino me tuve que sentar, exhausto. La gente pasaba junto a mí y me miraba con extrañeza, y con justa razón. Finalmente con mucho esfuerzo llegué a la cima y miré hacia la ciudad: El sol la iluminaba, logrando un efecto espectacular: tanta gente y colorido, en una ciudad tan bella.

Aquí terminó mi sueño. Vaya que me gustó.

sábado, 4 de abril de 2009

Cuál es el límite?

Ahora sí se juntó todo en Matamoros: Alcohol, sexo, drogas, riña campal y linchamientos. Y todo lo hicieron jóvenes.

El Spring Break es, por desgracia, una tradición de alcoholismo y violencia, de sexo indiscriminado y sin protección. El día de ayer dos estudiantes, que huían de una riña campal (por qué motivo? no se sabe) atropellaron a cinco personas con su camioneta. La multitud de estudiantes reunidos en cuestión de segundos se tornó turba enfurecida, que procedió a linchar a los responsables.

La trifulca duró DOS HORAS Y MEDIA. Y remataron incendiando la camioneta.



Afortunadamente no hubo muertos. Y solamente para rematar la noticia: Todos los presentes estaban en completo estado de ebriedad.

Estos son los hijos de nuestra sociedad: Ebrios, violentos, intolerantes, estúpidos.

viernes, 3 de abril de 2009

Simbolismo y Emoción




Quizás uno de los placeres más grandes en este momento de mi vida es cuando me llegan nuevas ideas para mi novela. Les voy a platicar sobre una nueva idea que me llegó hace poco.

En mi novela de fantasía, se desata un virus letal, la segunda de tres oleadas de un ataque extraterreste. Este es un virus inteligente, que se transmite por medio de la magia. De esta forma, la raza de los Divira, que pueden usar magia, empiezan a morir, pues mientras más magia se utilice, más rápido se propaga el virus por el organismo.

El virus cumple tres funciones: La primera es realzar el sentimiento de perdición y apocalipsis de la obra. Incluso si ganan contra la invasión alienígena, no hay forma de detener el virus y por lo tanto la raza de los Divira está condenada a la extinción.

La segunda función del virus es para beneficio del lector: El principal síntoma del virus es la aparición de manchas brillantes sobre el cuerpo, que parecen irradiar luz verdiazul. De esta forma es fácil diferenciar un Divira de un Efira, que no tiene magia, sobretodo al final cuando el virus ya se ha propagado totalmente por el planeta.

La tercera función que cumple el virus, es mostrar un significado simbólico, pues -esta es la nueva idea- el patrón de las manchas luminosas cambia según cada persona, representando algo en especial. Estos son los patrones de los protagonistas:

- Vynen: Cuando Vynen fue capturado por una organización de Efira, le extrajeron su magia, conteniéndola en un pequeño orbe artificial, parecido a una joya. Al recuperar este orbe, junto con su magia, Vynen se lo colgó del cuello como un collar. En Vynen, el virus se manifiesta como un patrón de venas o telarañas luminosas, que se extienden por su pecho a partir del punto donde el orbe lo toca. Esto no sólo representa la relación del virus con la magia, sino que toda decisión trae consecuencias: Vynen decidió colocarse el orbe, y al hacerlo, dejó que el virus lo invadiera. Incluso al saber este secreto, no se lo quitó.

- Anara: Estando destinada a morir sacrificándose por el planeta, Anara decidió luchar contra ese destino. El patrón del virus se manifiesta en ella como las franjas de un tigre, mostrando así su feroz determinación.

- Rophen: Siendo un Guardian, que protege el orden en la ciudad de Vigeren, Rophen ha estado en combate muchas ocasiones, llevando por lo tanto una vida de violencia. En Rophen el virus se manifiesta haciendo brillar cada una de las muchas cicatrices que tiene en el cuerpo, representando así que las acciones que realizamos en el pasado tienen consecuencias en el presente.

jueves, 2 de abril de 2009

Me lleva la cachetada.



Ayer tuve una desilusión.

Antes de empezar mi trabajo, se me dijo que ganaría 2500 pesos por quincena. No es mucho, pero me es suficiente y está bien para un recién titulado. Al entrar, sin embargo, me dijeron que se estaba llevando a cabo un proceso llamado "Homologación", en el cual los salarios en nuestro departamento se aumentarían para emparejarse con los demás.

Homologado, mi salario sería de aproximadamente el triple. Mis ojos se convirtieron inmediatamente en signos de pesos. Y ahora, un mes después -el salario inicial tarda entre dos y tres meses en llegar-, me dijeron que lo más probable es que yo no esté homologado.

Oh decepción. Ahí van mis monetarias ilusiones de reparar mi carro, comprar videojuegos e irme de viaje. La verdad si me sentí todo apachurrado por un rato, pero luego pensé que en realidad, NADIE me había dicho que yo estaba homologado. Por el contrario, me advirtieron que no me emocionara, y que lo importante era saber cuando me iban a pagar.

Todo esto es cierto, y sin duda es una actitud más positiva... pero no puedo evitar sentir un huequito en mi interior cuando pienso en mis compañeros ya homologados. :/