jueves, 28 de febrero de 2013

Santificada su abuela!

En las últimas semanas he tenido mucho que pensar sobre religión. En parte por la noticia del Papa rajón, y a nivel personal por los trámites para mi futuro matrimonio.


"Requisitos: Cartilla de bautizo y confirmación, 
tomar un curso de ocho horas, y doscientos cincuenta pesos."
"Para qué? Tú me creaste y sabes todo lo que hago."
"Cállate el hocico!"

Cómo de costumbre cada vez que tengo que obedecer a una autoridad, seguir estos procedimientos me hace ruido. En este caso, levanto una sarcástica ceja ante las siguientes cosas:

1. "Obecede a Dios, O ARDERÁS EN EL LAGO DE FUEGO".

Esto sí que me cae mal. Buena parte de las lecciones en mi curso de confirmación se centraban en la "virtud" del Temor a Dios. Según esto, hay dos tipos de arrepentimiento: Aquel donde el pecador siente un sincero remordimiento por su mala acción, y aquél motivado únicamente por el miedo al castigo. Se imaginarán mi opinión del inciso B.

Casi dos mil años de dominio, y el mejor argumento que pueden tener para seguir su religión es "te irá mal si no lo haces"? Donde quedó el "si sigues estos preceptos tendrás una vida más sana, te llevarás mejor con las personas a tu alrededor, aprenderás el significado del perdón y el arrepentimiento, y harás lo correcto PORQUE ES LO CORRECTO"?

2. "La nuestra es la única palabra verdadera"

Dónde deja esto a las escrituras y enseñanzas de tantas personas sabias y virtuosas? Acaso grandes verdades como "una madre entiende lo que un hijo calla" (proverbio judío) o  "el obstáculo provee el camino" (sabiduría zen) dejan de ser válidas por el simple hecho de que no están en la Biblia?

Jesús no discriminó a nadie por su pasado, y en cambio juzgaba a la gente por sus acciones. Somos acaso más sabios que Jesús? 


Si Dios hubiera querido darnos la sabiduría entera del universo, 
nos hubiera mandado un libro más grande.

3. La nuestra es la ÚNICA forma de rezar y rendir tributo

Maestra: Y cuando el señor obispo les diga, "Dios esté con ustedes", ustedes contestan, "Y con su espíritu".
Todos: Siiiiiii
Kaiser: Bueno.

(Luego, en la misa)

Obispo: Dios esté contigo, hijo.
Kaiser: Gracias. =)

(al obispo si le hizo gracia)

Será que las regulaciones generalmente no me agradan mucho, pero siento que la oración, así como la fe, es un asunto muy personal. Cómo se supone que me concentre en mi plegaria cuando estoy rodeado de cientos de personas repitiendo las mismas frases? Piensan acaso algo distinto mientras repiten el Padre Nuestro por octava vez? Piensan siquiera en lo que significan las palabras de dicha oración?

Me reclaman mucho por no ir a la iglesia más seguido, pero creo que mi manera de rendir homenaje a las grandes fuerzas del universo involucra no tanto ir a la iglesia, sino intentar ser un buen ciudadano, tratar bien a mis hermanos humanos y apapachar a sus criaturitas no repulsivas.

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