viernes, 22 de mayo de 2009

SILEEEENCIO



Los dos perros beagle de mis padres me están volviendo loco. Hace media hora que llegaron unos señores a quitar el aire acondicionado viejo y resanar la pared. Obvio, iban a trabajar desde afuera también Ergo=amarra a los perritos.

Ahi voy. Méndigos sean los beagles y toda su descendencia.

Para empezar, el guey del Yodie arma un escándalo inmenso, gruñe, ladra, muerde y patalea cada que intento ponerle el collar con la cadena. Claro que en la mañana cuando se la pongo para ir a caminar, está bien quietecito y ni chista. Hizo tal alboroto cuando lo amarré de un árbol que pensé que iba a echar el árbol abajo.

Y los ladridos... Santo Toledo, pensé que estaba viendo a AMLO reencarnado en beagle. El guey no se ha callado ni un segundo desde que lo amarré hace treinta minutos. Y ni siquiera ha visto a los albañiles. No ha dejado pasar ni un minuto de silencio sin que exprese su desacuerdo. Supongo que está insultando a todo el mundo en idioma perro.

Por qué no aprende de Laika? A ella la amarré igual que a él, ladró dos minutos y luego se calló. La acabo de ver y está echadota muy tranquila. Mientras tanto, el Yodie a cinco pasos de ella sigue soltando ladrido tras ladrido.

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