jueves, 1 de octubre de 2009

Lecciones de Humildad

Hoy regresé a mi casa de mal humor. Por el calor, la fila para recoger mi cheque en la oficina, la fila aún mayor para cobrarlo en el banco, quejándome de cansancio porque había tenido que ir a dos escuelas a dar pláticas.

Al llegar vi a los albañiles trabajando en mi casa, en una recámara en construcción.

Que forma de poner las cosas en perspectiva: Para ellos, lo que yo viví hoy no es nada. Trabajan en las horas más pesadas del día, cuando el sol pega a plomo, y en una labor que exije mucho esfuerzo físico. Por una paga que casi raya en lo miserable. Sin prestaciones, sin seguro de accidentes, sin transporte ni alimentos.

Y quiénes estamos en la escala "superior" a ellos, los profesionistas, los que estudiamos, los hacemos menos y los discriminamos, con la arrogancia de igualar a la clase trabajadora con la gente inculta, poco preparada, que no estudia porque no quiere. De borrachos y drogadictos no los bajamos.

De dónde sacamos semejante soberbia?

Sin esta gente, que tanto se esfuerza y tan poco recibe, no podríamos avanzar jamás. Siempre se habla de construir carreteras, de levantar casas, puentes, y caminos, y son ellos quienes lo realizan.

Injustamente, la clase trabajadora, por ser la base de nuestra sociedad, es considerada inferior al resto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy cierto Kaiser.

Meissa Star dijo...

Debe ser fascinante platicar contigo. Escribes muy bien y logras transmitir el efecto preciso. Eres buen escritor. Me encanta su sentido del humor.